
La cadena municipal Betevé cumplió 25 años el pasado 2020. Fue un aniversario marcado por la pandemia pero cargado de premios —entre ellos, el Ciutat de Barcelona— que elogiaban el trabajo que realizó el equipo de informativos durante las protestas que en octubre de 2019 sembraron el caos en la ciudad tras las sentencias contra los líderes del proceso independentista. Aquellos altercados supusieron un esfuerzo para Betevé traducido en más de 50 horas de televisión y más de medio millón de espectadores que siguieron un canal donde decenas de profesionales entraban en directo —gracias a unas pequeñas mochilas emisoras— y se convertían en los ojos del espectador. La opción de TV3 fue diferente y basó su programación en los mismos comentaristas de siempre y con los que, también, se llenaron horas de televisión. La cadena pública de la ciudad rozó la gloria con premios y audiencia, pero algo seguía yendo mal. El pasado 23 de julio marcó un antes y un después en la historia de esta pequeña televisión. El director de la cadena, Sergi Vicente, se reunió con el comité de empresa y con los trabajadores y les comunicó la decisión “dolorosa” de prescindir de nueve empleados. Unos despidos que consideró insuficientes, pero que eran la primera medida de un plan de choque para “equilibrar las finanzas”.