
Es el tercer día que atiende a los medios y en su actitud no hay rastro de cansancio o desgana. Úrsula Corberó recibe con una sonrisa de oreja a oreja, predisposición y los dos metros de distancia pertinente. Después de dos días de entrevistas en inglés, además, hoy juega en casa. Está en Madrid, donde vive, para presentar Snake Eyes, su última película y la primera en Hollywood, un sueño desde la infancia hecho realidad. “Tenía seis años y ya decía que quería ser actriz y evidentemente lo primero en lo que piensas desde el lugar más naif cuando tienes seis años es eso, hacer una película de Hollywood. Ha sido una experiencia increíble, me encantaría seguir trabajando en Estados Unidos, pero eso no significa que no quiera trabajar en otros lugares del mundo”. Asia, Italia, Francia, España… su lista de deseos parece inagotable.